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Héroes de los Juegos Olímpicos


os Juegos Olímpicos están llenos de campeones, récords e historias fascinantes, pero son también una enciclopedia increíble de momentos extraños, graciosos, emotivos y tristes. Nos adentraremos en ellos un poco cada semana para conseguir ponerle una sonrisa en la cara o una lágrima en la mejilla. Esta semana, la historia de Hamadou Issaka.

Como el verdadero espíritu Olímpico indica, los deportistas más queridos no tienen que ser los que más destacan deportivamente. Ese fue precisamente el caso de un héroe por sorpresa, el nigerino Hamadou Issaka, que se enfrentó a los mejores del mundo en Londres 2012 y se ganó el corazón del público.


Un Olímpico principiante

Hamadou Djibou Issaka no es el típico remero. Fue elegido como wild card para los Juegos de Londres 2012, pero su primer entrenamiento de nivel en remo tuvo lugar tres meses antes de que los Juegos empezaran. En Londres debía representar a Níger, un país sin litoral y sin tradición en el remo, y solo con una medalla Olímpica en su haber en toda la historia.

A todo esto se sumó que Issaka se enfrentaba a los remeros más fuertes de todos los tiempos, entre ellos el dos veces campeón Olímpico, Olaf Tufte; el cinco veces campeón del mundo, Male Drysdale; y el actual campeón mundial, Ondrej Synek.

Por decirlo suave, el reto era, desde antes de tomar la salida, desalentador.


Comienza la carrera

En el primer intento de Issaka en los Juegos, terminó el curso en 8 minutos y 25 segundos, un largo minuto y medio después del ganador. En su segundo intento, llegó al final en un tiempo incluso más lento: 8 minutos y 39 segundos.

Pero entonces sucedió algo maravilloso.

Cuando el público comenzó a conocer más de Issaka, su popularidad aumentó. Y, aunque previamente había sido criticado por su falta de preparación, la afición comenzó a apoyarle y así se convirtió en uno de los héroes de los Juegos.

En su tercera manga, la Issakamanía llegó a su punto más alto. Terminó la carrera en 9 minutos y 7 segundos, 42 más lento que su mejor marca. Pero, impulsado por el calor del público, rompió la marca de nueve minutos con un tiempo de 8 minutos y 53 segundos en el último intento.


No todo es ganar

La trayectoria Olímpica de Issaka no acabó con la gloria de las medallas, pero fue el ejemplo perfecto de que los héroes Olímpicos surgen por diferentes motivos.

Pueden haber dado la sorpresa, ganado a pesar de la adversidad, o simplemente haber capturado los corazones del público. Y esos héroes, precisamente, son los que demuestran que al final lo más importante no es ganar sino participar.


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